miércoles, 14 de agosto de 2013

Primer descanso

Nota: me adelanto a mañana porque en Arequipa, mi muy noble y querida ciudad, es feriado para celebrar la fundación. 

Para subir una escalera hacemos tres cosas básicas: mirar a donde va, mirar si están todos los escalones y mirar el primer escalón. 

Si miramos a dónde va pero no miramos el primer escalón y no nos cercioramos de que no le falte alguno, es probable que caigamos en el que falta (y bueno, no es difícil deducir lo que ocurre cuando uno se cae de una escalera). 

Si miramos los escalones pero no sabemos adónde va la escalera es probable que dudemos sobre la necesidad de subir (porque puede ser que conduzca a la nada, con lo cual o terminamos cayendo de lo alto o volviendo sobre nuestros pasos haciendo inútil el esfuerzo). 

Si miramos solo el primer escalón no tenemos razón de peso alguna para emprender el ascenso.  

Algo parecido es este blog. Hemos intentado mirar a dónde vale la pena subir: la felicidad como la gran necesidad (crecer y contribuir, ser y servir, en palabras cristianas: amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo). Hemos intentado mirar los escalones: la necesidades de seguridad, variedad, singularidad y conexión. 

No son buenas las escaleras sin descansos. Se nos hace necesario parar, tomar aire, mirar los escalones pasados y volver a levantar la mirada hacia el final. Es más, el descanso se requiere justo antes de comenzar a subir. 

Algo parecido pasa con este blog, por eso es que antes de continuar recomiendo este descanso en el que vale la pena releer lo escrito hasta aquí. 

El próximo martes intentaremos mirar de manera más práctica (lo que equivaldría a comenzar a subir) el primer escalón: la necesidad de seguridad. 

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