martes, 30 de julio de 2013

La gran necesidad

Por venir de una escuela "no práctica" voy a ir de lo universal a lo particular, de lo más interno a lo más externo, de lo más "hard" a lo más "soft", del fundamento al fenómeno y de lo sustancial a lo accidental. Este proceder tiene la ventaja de que podemos abarcar con una mirada lo más importante y fijarlo como meta o visión, y la desventaja de que no es fácil concretarlo en la realidad cotidiana, empresarial y de negocios sin perdernos en mil y un consejos morales. Pero bueno, nada es perfecto. 

Comencemos entonces por una vieja afirmación de fondo: la primera, la más universal, interna, "hard", fundamental y sustancial necesidad del ser humano es la de ser feliz. Desde que la humanidad es humanidad, esto es un "dogma" indiscutible según le dijo Aristóteles a Eudemo o a Nicómaco. 

Y si bien esto de la felicidad tiene muchas aristas complejas, no se trata de algo relativo (No da lo mismo todo) ni de algo subjetivista (no se puede inventar como a uno le de la gana) así que intentaremos modestamente señalar tres características básicas de la felicidad que necesitamos, con el ánimo de ir avanzando en esto de las necesidades para hacer un aporte al mundo empresarial.

La primera es que la felicidad que se necesita es algo personal, nadie puede ser feliz por uno, uno no puede hacerse de la felicidad de otro, nada ni nadie puede hacer feliz o infeliz a nadie y nadie puede ser feliz si no lo quiere de verdad. Soy consciente de que cada afirmación de este segundo párrafo requiere una explicación. Intentaremos darla más adelante para no perdernos.

La segunda es que la felicidad no es solitaria ni egoísta. Pareciera que no estamos diseñados para la soledad radical. Que una persona pueda ser feliz relativamente sola es cierto pero también lo es que necesariamente esa soledad contiene algún tipo de conexión con otras personas.

La tercera es que la felicidad no es lo mismo que el mero bienestar porque éste es necesariamente pasajero mientras que la primera se busca como algo estable o permanente, es más un estado de armonía interior y profunda que un estado emocional que necesariamente pasa.

Podemos decir a partir de estas tres características que la necesidad de felicidad se arraiga en dos necesidades antropológicas que permiten que se de la tercera característica. Las llamo "necesidades antropológicas" porque no pertenecen al ámbito físico ni emocional en primer término sino a la naturaleza del ser humano en cuanto tal. Podríamos decir incluso que son estas dos necesidades radicales las que definen al ser humano. 

La primera es la necesidad de crecimiento personal, de afirmación de la propia identidad como única e irrepetible. La segunda es la de contribución al bien común que tiene que ver con la creación de vínculos y el mantenimiento responsable de compromisos con las demás personas. De hecho, de ambas cosas se trata el hecho de ser personas. Sólo la satisfacción sana de estas dos necesidades de fondo pueden garantizar la felicidad como un estado estable y permanente desde el que se piensa, se siente y se actúa. Cuando de una u otra manera, una empresa logra responder en algo a estas necesidades asegura su permanencia y su éxito en el mundo. Y cuando un empresario, de una u otra manera, tiene como visión la felicidad, logra crear empresas de este tipo. Que son las únicas que valen la pena.

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