Es esa voz interior que nos impulsa a buscar la novedad, a estar inconformes con lo establecido, a buscar nuevas rutas, a crearlas si es posible. Es una cierta necesidad de lo impredecible que le hace justicia a la realidad ya que hay muchísimas cosas que no podemos controlar, ni medir, ni predecir en base a un orden conocido. Es también necesidad de ocio, de descanso libre, de espacio para pensar, soñar, inventar, fantasear incluso. Su alimento sano es la creatividad en todos los sentidos posibles: la solución novedosa para un problema viejo en la empresa, la producción de algo artístico, la nueva mirada que a veces se tiene de un paisaje conocido, la práctica de algún deporte, un paseo familiar, una buena conversación sin fin utilitario alguno.
El satisfactor tóxico (O "fast food" a decir de Luis Huete) que deforma u enferma la necesidad de variedad es la diversión como fuga que cuando se hace hábito genera la frivolidad, la ligereza y la insensibilidad para con la realidad humana. La distinción está en los frutos, la diversión como fuga deja a la persona un poco cansada y triste, con una sensación de no haber aprendido nada nuevo, ni conocido realmente a nadie. La creatividad en cambio renueva las ganas de seguir avanzando, creando y creciendo.
En el primer caso se produce una intoxicación de la necesidad que genera adicción a la fuga, la personalidad se va empobreciendo y haciéndose cada vez más dependiente de la adrenalina o la dopamina producidas por la satisfacción inmediata. Cuando esto ocurre en la vida empresarial, se resienten las relaciones entre los miembros de la empresa porque cada uno busca su propia satisfacción, o para ser más exacto, la satisfacción de sus pasiones, sin importarle el resto, se van haciendo ciegos para la felicidad y terminan por no crear nada fructífero.
En el segundo caso en cambio, se genera una fuerte motivación, se experimenta la libertad de crear y producir respuestas a las necesidades de las personas, no se busca el descanso tanto como compartir lo que se aprende, se genera una confianza que alegra y mueve a la generosidad.
Como en la necesidad de seguridad, la satisfacción sana de la necesidad de variedad no ocurre si se pierde de vista la gran necesidad de felicidad y si no se modera con la misma necesidad de seguridad en una armonía muy motivadora entre responsabilidad y buen humor, entre seriedad y ligereza, entre orden y creatividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario