No las hemos inventado ni las podemos inventar, simplemente están en nosotros, así somos. No son ni buenas ni malas, solo son. Y aunque existe una inmensa teoría sobre ellas, tampoco podemos determinar con exactitud su origen. De la libertad depende su satisfacción sana o tóxica, y de su satisfacción, sana o tóxica, depende la buena o mala salud física, psicológica o espiritual. Se ve sencillo y lo es. La complicación tiene otro origen.
En otro post profundizaremos sobre cada necesidad y el origen de las complicaciones. Hoy nos interesa explicar el título de éste: la necesidad es madre de la empresa. Dicho de otra forma: toda empresa nace para satisfacer una necesidad humana. No puede ser empresario entonces quien no desarrolla una gran sensibilidad para las necesidades humanas.
Ahora bien, la empresa será más o menos sostenible en la medida en que la necesidad que le dio origen tenga raíces hondas en las personas, se reconozca de modo más o menos permanente y la empresa responda bien (con claridad, honestidad y capacidad de adaptación al cambio) a la necesidad para la que fue creada.
Por eso quien quiera ser empresario debe comenzar por identificar en sí mismo y en los demás, una necesidad concreta, de acuerdo a ella diseñar un producto que la satisfaga sanamente y hacerlo llegar a las personas que lo necesitan de manera oportuna. Cada uno de los aspectos señalados abre a su vez innumerables ventanas que iremos abriendo y cerrando. Como dije al principio, mi afán es ser ordenado por eso en las próximas entregas nos moveremos por estos tres surcos:
a. Comprender las necesidades
b. Diseñar un producto
c. Hacerlo llegar
Hasta el próximo martes
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